sábado, 19 de enero de 2013

Joel Silver: un productor legendario en caída libre



Joel Silver tuvo un pasado glorioso como productor a partir de su colaboración con Walter Hill y Lawrence Gordon en Los Guerreros (The Warriors, 1979), 48 Horas (48 Hrs.,1982), Calles de Fuego (Streets of Fire, 1984) y Cómo reventar un millón de dólares por día (Brewster's Millions, 1985). Luego, ya asentado firmemente en la industria, fue el responsable de varios megatanques de acción al servicio de las figuras más importantes que haya tenido el género en Hollywood: Arnold Schwarzenegger (Comando, Depredador), Mel Gibson (saga de Arma Mortal, El Complot), Bruce Willis (Duro de matar 1 y 2, El último Boy Scout), Sylvester Stallone (El Demoledor, Asesinos), Patrick Swayze (Road House - El Duro), Jet Li (Romeo debe morir, De la Cuna a la Tumba) y Steven Seagal (Red de corrupción). A Silver sólo le faltó trabajar con Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme cuyas producciones siempre estuvieron muy por debajo de las aspiraciones de este legendario productor. 

Joel Silver, un productor legendario ahora en caída libre

Los Guerreros: la primera colaboración de Joel Silver con Walter Hill

Dos de las mejores películas del binomio Hill / Silver

A fines de los 90’s, y envalentonado por el éxito de su serie Cuentos de la Cripta (emitida por HBO entre 1989 y 1996), Silver creó la productora Dark Castle Entertainment junto a sus socios Robert Zemeckis y Gilbert Adler con la intención de rendir homenaje a algunos títulos emblemáticos del cine clase “B” de los 50’s y 60’s rodados por el visionario productor/director William Castle, un especialista en el género de terror. Dark Castle abrió sus oficinas en 1999 con la producción de la remake de un clásico de los 60’s, La Casa en la Montaña embrujada (House on Hunted Hill). A este discreto debut le seguirían dos filmes horrendos: Barco Fantasma (Ghost Ship, 2001) y 13 Fantasmas (Thir13en Ghosts, 2002), nueva versión de la película realizada en 1963 por William Castle. En 2003 le llegaría el turno a En Compañía del Miedo (Gothika), flojísima obra del francés Matthieu Kassovitz transplantado a los EEUU para la ocasión. Recién en 2005 con La Casa de Cera (House of Wax), basado en el filme homónimo de 1951 con Vincent Price, la Dark Castle entregaría un producto aceptable. Fundamentalmente debido al brillante trabajo de su director debutante, el catalán Jaume Collet-Serra. Empero dos años después volvió a la normalidad con la mediocre Prueba de fe (The Reaping). Era la primera vez que estrenaban una historia no basada en material preexistente. Tras rodar la innecesaria secuela de House on Hunted Hill en 2007, Silver y compañía pegan un volantazo inesperado y le producen a Guy Ritchie unos de sus típicos ejercicios de estilo: Rock’n’rolla (2008) está entre lo más destacado de la filmografía de la productora. Tras la aquí inédita The Hills Run Red (2009), se genera un segundo punto alto con La Huérfana (Orphan), un thriller excelente donde Collet-Serra vuelve a confirmar sus dotes como narrador. A continuación se lanzan tres adaptaciones de cómics que pasaron sin pena ni gloria: Terror en la Antártida (Whiteout), de Dominic Sena; Asesino Ninja (Ninja Assassin), co-producida con los hermanos Wachowski; y la aún más ignota Los Perdedores (The Losers), que en la Argentina salió directamente en DVD. Desconocido (Unknown, 2012) tenía todas las de ganar... excepto por la carencia de un buen guión. El thriller protagonizado por Liam Neeson es el primer fracaso artístico de Jaume Collet-Serra aunque no sea suya toda la culpa.

Como se verá, la Dark Castle intentó diversificarse incursionando en otro tipo de relatos pero exceptuando los dos o tres casos ya puntualizados los resultados no han sido los esperados. Uno se pregunta si Zemeckis no será más un nombre en los créditos que una presencia concreta en los proyectos: con su calidad como escritor asombra que se aprueben guiones tan malos. Lo cual nos lleva a La Aparición (The Apparition, 2012), otra vuelta de tuerca sobre espíritus malignos acechando a los vivos que debe ser el filme más calamitoso jamás producido por cualquiera de los involucrados. Un bodrio de esos que uno sigue recordando con amargura sin poder creer que desperdició casi una hora y media de su vida viendo semejante despropósito.

Logo de la productora Dark Castle Entertainment

Los títulos más destacables de la Dark Castle, por lejos...
Una de las lecciones que me quedaron grabadas de las tantas recibidas en la escuela de cine es que el productor es el responsable de la calidad artística del producto. Es una afirmación que quizás no aplique sobre todos los casos pero muchas veces es cierto. Joel Silver como hombre de cine que es no puede aceptar un libreto tan paupérrimo como el de La Aparición. Y ni hablar de la posibilidad de dirigir que le brindaron a un tipo tan poco dotado para esa tarea como demuestra ser Todd Lincoln. En su época de oro Silver no hubiese avalado nunca un proyecto tan malparido como éste. Lo cual nos lleva a pensar que o se convirtió en un mercenario del cine, o su percepción de lo que debería tener una película para llegar al público ha cambiado drásticamente. Y no para bien, precisamente…

Las películas más recientes de Silver fueron lamentables...

Seamos francos: Silver no fue ni es un dechado de virtudes como productor pero pese a su ausencia de escrúpulos (y en este contexto ni mencionemos la palabra sutileza) hasta hace poco al menos respetaba al espectador y no vendía gato por liebre como sí lo hace en La Aparición y en otros títulos igualmente desalentadores de la Dark Castle Entertainment. La verdad uno no termina de asimilar la transición que ha hecho Silver de un tiempo a esta parte: ¿dónde quedó el influyente productor parodiado por Steve Martin y el director Lawrence Kasdan en El Corazón de la Ciudad (1991)? Si exceptuamos la trilogía Matrix y V de Vendetta queda poco por rescatar de los últimos quince años en la carrera de Silver. Habrá quienes aprueben su reciente colaboración con Guy Ritchie (además de RocknRolla está la franquicia de Sherlock Holmes) pero en verdad no hay mucho más que eso.


Steve Martin en El Corazón de la Ciudad


Obsoleto, perimido para las actuales generaciones, el cine de acción que hace más de tres décadas reinventara Joel Silver -y que consagrara a tantas figuras del género- quedará en el recuerdo de quienes consumimos y nos deleitamos con ese cine como su legado más genuino. Pavadas como La Aparición sólo agigantan aquellos filmes de los ochenta y noventa que si bien no eran muy respetados por la crítica y no recibían premios de la Academia (ni siquiera nominaciones fuera de los rubros técnicos) ayudaron a cimentar la industria en Hollywood dándole a sus creadores un poder e influencia tan grandes como los que muestra impiadosamente Robert Altman en su brillante radiografía Las Reglas de Juego (The Player).



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