Joel Silver tuvo un pasado
glorioso como productor a partir de su colaboración con Walter Hill y Lawrence
Gordon en Los Guerreros (The Warriors, 1979), 48 Horas (48 Hrs.,1982), Calles de Fuego (Streets of Fire, 1984) y Cómo
reventar un millón de dólares por día (Brewster's Millions, 1985). Luego, ya asentado firmemente en
la industria, fue el responsable de varios megatanques de acción al servicio de
las figuras más importantes que haya tenido el género en Hollywood: Arnold
Schwarzenegger (Comando, Depredador), Mel Gibson (saga de Arma Mortal, El
Complot), Bruce Willis (Duro de matar 1 y 2, El último Boy Scout), Sylvester
Stallone (El Demoledor, Asesinos), Patrick Swayze (Road House - El Duro), Jet
Li (Romeo debe morir, De la Cuna a la Tumba) y Steven Seagal (Red de
corrupción). A Silver sólo le faltó trabajar con Chuck Norris y Jean-Claude Van
Damme cuyas producciones siempre estuvieron muy por debajo de las aspiraciones
de este legendario productor.
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Joel Silver, un productor legendario ahora en caída libre |
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Los Guerreros: la primera colaboración de Joel Silver con Walter Hill |
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Dos de las mejores películas del binomio Hill / Silver |
A fines de los 90’s, y
envalentonado por el éxito de su serie Cuentos de la Cripta (emitida por HBO
entre 1989 y 1996), Silver creó la productora Dark Castle Entertainment junto a
sus socios Robert Zemeckis y Gilbert Adler con la intención de rendir homenaje
a algunos títulos emblemáticos del cine clase “B” de los 50’s y 60’s rodados por el visionario productor/director William Castle, un especialista en el género de terror. Dark Castle abrió sus oficinas en 1999 con la producción
de la remake de un clásico de los 60’s, La Casa en la Montaña embrujada (House on Hunted Hill). A este discreto debut le seguirían dos filmes horrendos:
Barco Fantasma (Ghost Ship, 2001) y 13 Fantasmas (Thir13en Ghosts, 2002), nueva
versión de la película realizada en 1963 por William Castle. En 2003 le llegaría el turno a En Compañía del Miedo (Gothika),
flojísima obra del francés Matthieu Kassovitz transplantado a los EEUU para la
ocasión. Recién en 2005 con La Casa de Cera (House of Wax), basado en el filme homónimo de
1951 con Vincent Price, la Dark Castle entregaría un producto aceptable. Fundamentalmente
debido al brillante trabajo de su director debutante, el catalán Jaume Collet-Serra.
Empero dos años después volvió a la normalidad con la mediocre Prueba de fe (The Reaping).
Era la primera vez que estrenaban una historia no basada en material
preexistente. Tras rodar la innecesaria secuela de House on Hunted Hill en 2007,
Silver y compañía pegan un volantazo inesperado y le producen a Guy Ritchie
unos de sus típicos ejercicios de estilo: Rock’n’rolla (2008) está entre lo más
destacado de la filmografía de la productora. Tras la aquí inédita The Hills
Run Red (2009), se genera un segundo punto alto con La Huérfana (Orphan), un thriller excelente
donde Collet-Serra vuelve a confirmar sus dotes como narrador. A continuación
se lanzan tres adaptaciones de cómics que pasaron sin pena ni gloria: Terror en
la Antártida (Whiteout), de Dominic Sena; Asesino Ninja (Ninja Assassin), co-producida con los hermanos Wachowski; y la aún más ignota Los Perdedores
(The Losers), que en la Argentina salió directamente en DVD. Desconocido (Unknown, 2012) tenía todas las de ganar... excepto por la carencia de un buen guión. El thriller protagonizado por Liam Neeson es el primer fracaso artístico de Jaume Collet-Serra aunque no sea suya toda la culpa.
Como se verá, la
Dark Castle intentó diversificarse incursionando en otro tipo de relatos pero exceptuando
los dos o tres casos ya puntualizados los resultados no han sido los esperados.
Uno se pregunta si Zemeckis no será más un nombre en los créditos que una
presencia concreta en los proyectos: con su calidad como escritor asombra que
se aprueben guiones tan malos. Lo cual nos lleva a La Aparición (The Apparition, 2012), otra vuelta de
tuerca sobre espíritus malignos acechando a los vivos que debe ser el filme más
calamitoso jamás producido por cualquiera de los involucrados. Un bodrio de esos que
uno sigue recordando con amargura sin poder creer que desperdició casi una hora
y media de su vida viendo semejante despropósito.
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Logo de la productora Dark Castle Entertainment |
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Los títulos más destacables de la Dark Castle, por lejos...
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Una de las lecciones que me
quedaron grabadas de las tantas recibidas en la escuela de cine es que el
productor es el responsable de la calidad artística del producto. Es una
afirmación que quizás no aplique sobre todos los casos pero muchas veces es
cierto. Joel Silver como hombre de cine que es no puede aceptar un libreto tan
paupérrimo como el de La Aparición. Y ni hablar de la posibilidad de dirigir
que le brindaron a un tipo tan poco dotado para esa tarea como demuestra ser
Todd Lincoln. En su época de oro Silver no hubiese avalado nunca un proyecto
tan malparido como éste. Lo cual nos lleva a pensar que o se convirtió en un
mercenario del cine, o su percepción de lo que debería tener una película para
llegar al público ha cambiado drásticamente. Y no para bien, precisamente…
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Las películas más recientes de Silver fueron lamentables... |
Seamos francos: Silver no fue ni
es un dechado de virtudes como productor pero pese a su ausencia de escrúpulos
(y en este contexto ni mencionemos la palabra sutileza) hasta hace poco al
menos respetaba al espectador y no vendía gato por liebre como sí lo hace en La
Aparición y en otros títulos igualmente desalentadores de la Dark Castle
Entertainment. La verdad uno no termina de asimilar la transición que ha hecho
Silver de un tiempo a esta parte: ¿dónde quedó el influyente productor parodiado
por Steve Martin y el director Lawrence Kasdan en El Corazón de la Ciudad (1991)? Si exceptuamos
la trilogía Matrix y V de Vendetta queda poco por rescatar de los últimos
quince años en la carrera de Silver. Habrá quienes aprueben su reciente
colaboración con Guy Ritchie (además de RocknRolla está la franquicia de
Sherlock Holmes) pero en verdad no hay mucho más que eso.
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Steve Martin en El Corazón de la Ciudad |
Obsoleto, perimido para las
actuales generaciones, el cine de acción que hace más de tres décadas reinventara
Joel Silver -y que consagrara a tantas figuras del género- quedará en el recuerdo
de quienes consumimos y nos deleitamos con ese cine como su legado más genuino.
Pavadas como La Aparición sólo agigantan aquellos filmes de los ochenta y
noventa que si bien no eran muy respetados por la crítica y no recibían premios
de la Academia (ni siquiera nominaciones fuera de los rubros técnicos) ayudaron
a cimentar la industria en Hollywood dándole a sus creadores un poder e
influencia tan grandes como los que muestra impiadosamente Robert Altman en su
brillante radiografía Las Reglas de Juego (The Player).
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