sábado, 30 de julio de 2011

Títulos que hicieron historia: Déjala morir adentro

De Claudio María Domínguez se habló, se habla y se seguirá hablando durante un buen rato más. Aquel niño prodigio que apareció en la década del 60 junto a Cacho Fontana respondiendo sobre mitología griega en el programa Odol Pregunta, con los años mutó en escritor, productor audiovisual, viajero incansable y últimamente en conductor de radio y televisión con una abierta inclinación a la espiritualidad y al mensaje new age. Pocos recuerdan que en los 80s Domínguez se desempeñó por un tiempo como distribuidor de películas. Por ese entonces podía estrenarse una obra modesta en una o dos salas y obtener un éxito fulgurante sin una gran inversión. Sólo era necesario un poco de astucia, picardía a gusto y bastante de desfachatez. De más está decir que Domínguez reunía todos estos requisitos cuando compró los derechos del thriller psicológico –con algún toque exploitation- Julie Darling (Paul Nicholas, 1983), también conocida en inglés como Daughter of Death, que en un ramalazo de inspiración se tradujo al español con el controvertido título de Déjala morir adentro

O cuando el marketing sabe cómo vender un producto...

Visto en perspectiva el asunto peca de una ingenuidad casi conmovedora pero en 1986 la deliberada ambigüedad de la palabrita “adentro” provocó tantas olas como para justificar esta efemérides un cuarto de siglo después. De acuerdo a escritos periodísticos de la época Déjala morir adentro, pese a su corrección gramatical y jurídica, chocó con múltiples inconvenientes para ser difundida publicitariamente.  La Comisión de Moralidad de la Municipalidad no aceptaba imágenes que hicieran alusión a la intimidad de las personas por lo que, de no mediar alguna salida ingeniosa, se complicaba sobremanera la exposición del afiche en las salas de cine y la vía pública. La solución llegó de una forma sencilla: se mandaron a imprimir pósters únicamente con la leyenda: “El director de Cadenas calientes presenta a Anthony Franciosa y Sybil Danning en un policial erótico impresionante: Déjala morir adentro…”

Claudio María Dominguez, un león vendiendo películas...


La polémica, que desde luego alimentó el morbo de la gente, se trasladó a los medios de comunicación con disímiles reacciones. La televisión prohibió directamente el spot publicitario. En Radio Rivadavia se objetó el título por considerárselo obsceno aunque esto no impidió que se lo cite al momento de repasar los estrenos de la semana. “Son las paradojas del sistema”, diría Boogie, el aceitoso. En los medios gráficos siguieron los conflictos cuando Clarín rechazó de pleno la pauta publicitaria combinando imagen y texto; para intentar subsanarlo se dejó sólo este último pero volvieron a negarse debido al muy telúrico adverbio “adentro”. Finalmente se arregló el tema recortándole el título: Déjala morir… La Nación, diario conservador si los hay, demostró esta vez menos escrúpulos que su rival y autorizó un aviso con la tipografía y el título sin modificaciones. Por su parte, Diario Popular y Crónica no tuvieron ambages en darle curso al afiche con imagen y texto completos.

Afiche con un título alternativo al original Julie Darling.

Después de semejantes desatinos el éxito no se hizo esperar: la película rompió la taquilla en el cine Paramount –legendaria sala de valijeros- con 20.000 espectadores en su primera semana de estreno y más de dos meses de permanencia en cartelera. Para un filme independiente todo un logro. Y para Claudio María Domínguez un golazo de mitad de cancha que no le habrá sumado prestigio como La ley de la calle (el mismísimo Francis Ford Coppola le escribió una carta para agradecerle por las 107 semanas en cartel; récord absoluto en el mundo para el filme realizado en 1983) pero sí mucho rédito económico y una anécdota simpática para recordar con una sonrisa y, por qué no, también con algo de nostalgia…

Fuente: Revista VideoNews.

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